Durante décadas, muchas especies de animales enfrentaron la amenaza inminente de desaparecer por completo. La caza, la destrucción de hábitats y las enfermedades las empujaron al límite. Sin embargo, gracias a esfuerzos internacionales de conservación, cría en cautiverio, protección legal y restauración de ecosistemas, muchas de ellas han logrado lo impensado: sobrevivir… y comenzar a prosperar. 38ft
Uno de los ejemplos más impactantes es el demonio de Tasmania, que en 2021 volvió a nacer en el continente australiano por primera vez en 3.000 años. Esta especie, afectada por un cáncer contagioso que diezmó al 90% de su población, parecía destinada a desaparecer por completo.

Otro caso notable es el del bisonte europeo, cuyo último ejemplar salvaje fue abatido en 1927. Hoy, gracias a programas de cría y reintroducción, ya hay más de 7.000 ejemplares en libertad.
En América Latina, los tamarines león dorado de Brasil pasaron de tener solo 200 ejemplares en 1970 a más de 4.800 en la actualidad, luego de décadas de trabajo para restaurar su hábitat natural.
En las islas Galápagos, la tortuga gigante de Española logró recuperarse de apenas 15 individuos vivos a una población actual de más de 2.300. Mientras tanto, el rinoceronte blanco, cuya población llegó a ser de solo 100 en el siglo XX, hoy cuenta con más de 21.000 ejemplares.
También hay historias que sorprenden por su resiliencia en lugares inesperados: el caballo de Przewalski, extinguido en estado salvaje en los años 60, ahora vive incluso en la zona de exclusión de Chernóbil. Y el ibis ermita, que solo sobrevivía en Marruecos, ha vuelto a volar hacia Europa.
En Nueva Zelanda, el kakapo, un loro nocturno e incapaz de volar, aumentó de 50 a más de 200 ejemplares. Otras aves, como la cigüeñuela negra y el halcón peregrino, también han sido salvadas gracias a programas de reproducción controlada y protección legal.

Los pandas gigantes, símbolo global de la conservación, dejaron de estar oficialmente en peligro de extinción en 2016, gracias al trabajo intensivo del gobierno chino. También se suman a la lista los wombats del norte, el oryx de Arabia, las águilas calvas de EE. UU., la tortuga angonoka de Madagascar, las focas monje del Mediterráneo, y los alligators americanos, que hoy son una presencia habitual en los humedales del sureste de EE. UU.
Estas historias muestran que, si se actúa a tiempo y con compromiso, la extinción no es inevitable. La naturaleza puede recuperarse… si le damos una oportunidad.