En las calles de Tailandia, frente a una tienda 7-Eleven, una perrita llamada Moo Dang capturó los corazones de miles de personas con un gesto de lealtad y amor incondicional. Su historia recuerda inevitablemente al icónico Hachikō, el perro japonés que esperó durante años a su dueño fallecido. 2l2949

Moo Dang vivía con un hombre mayor en situación de calle. Día tras día, ambos se refugiaban frente a ese mismo local, compartiendo compañía, sombra y lo que pudieran encontrar para comer. Pero un día, todo cambió. El hombre fue hospitalizado y, lamentablemente, falleció poco después. Moo Dang, sin saberlo, siguió esperando por él, fiel a su rutina, recostada frente a la tienda.
La fotógrafa Mari-Mo, vecina del lugar, fue quien se percató del cambio. Había visto muchas veces a Moo Dang con su humano, pero esta vez la perrita estaba sola, con un cartel a su lado que indicaba qué podía comer y qué no. Le tomó una foto y la compartió en sus redes sociales, sin imaginar que se volvería viral.

Durante meses, Moo Dang fue alimentada y cuidada por vecinos, niños y clientes del 7-Eleven. Todos la conocían, todos la querían. Su mirada triste y su silenciosa espera conmovieron a personas de todo el país. Pronto llegaron ofertas de adopción, pero una sobresalió entre todas: la de la princesa Siribha Chudabhorn de Tailandia, quien decidió llevar a Moo Dang a su hogar.
Así, la perrita que alguna vez durmió sobre la vereda, ahora tiene un lugar cálido y seguro. Pero su historia no se olvida: Moo Dang es un símbolo de amor, lealtad y segundas oportunidades.